Son un grupo de poetas innovadores, combativos y que desprecian las modas. Todos ellos son herederos de movimientos de vanguardia en el Perú, como Kloaka y Hora Zero. Ellos pertenecen a la nueva poesía peruana y son de temer.
Deambular por las calles de Lima es atestiguar el crecimiento de una ciudad que hasta hace no mucho vivía en estado de sitio. Hoy por hoy, Lima es una ciudad bulliciosa y bullente, y sin ir muy lejos se podría comparar su crecimiento al que tuvo Santiago a mediados de los 90`. Es en ella que encontramos a los poetas más efervescentes del Perú. Nos referimos al movimiento de la nueva poesía peruana, que desprecia de los conservadurismos y se siente heredera de figuras como Vallejo, Cisneros, Watanabe, Verástegui. En agosto del 2004, en un recorrido y polémico artículo, el poeta José Carlos Irigoyen plantea que la poesía peruana de los 90 ha sido la más mala que ha dado fruto en el Perú. Salvo algunas excepciones, cree Yrigoyen, el resto de la poesía peruana no le hace sombra a los padres fundadores. Las respuesta no se hicieron esperar, pero se le reconoce a Yrigoyen el haber dado al menos luces sobre la urgente necesidad de ampliar los registros de la poesía, y sobre todo, reconocer en los jóvenes poetas surgidos en el 2000 una renovación. Dos años antes, en el 2002, al interior de la Pontificia Universidad Católica del Perú un grupo de autores de los denominados “poetas del 2000”, genera el encuentro de poesía Novíssima Verba, que agrupa a autores de poesía joven peruana y que fue a nivel nacional. En Novíssima Verba se dio a conocer lo más granado de la nueva poesía peruana: allí figuran nombres como el mismo Yrigoyen, Luis Fernando Chueca y Diego Lazarte, que han sabido renovar la poesía, pero también vincularla a otras tradiciones, como la chilena. Aguerridos y disidentes Pero no todo ocurre en la capital. Arequipa también es reconocida como uno de los centros culturales de Perú, y la ebullición poética allí está que arde. Dos de los nombres más reconocidos en esta ciudad son Maurizio Medo y José Gabriel Valdivia. Allí también funciona la editorial Cascahuesos, que ha sabido generar un buen catálogo de autores. Arequipa es lo más parecido a un pequeño paraíso culinario. Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, la capital cultural del Perú es una región prolífica de artistas y lugares propicios para amenizar reuniones poéticas. El complot es una de las características de estos poetas. Sin ir muy lejos y de vuelta en la capital, nos encontramos con la poeta Gladyz Flores, que realizó una “quema de libros” en la Universidad de San Marcos, en rebelión contra los que ellos consideraban malos “poetastros”. La misma Gladyz dirige una voluminosa revista de nombre rocambolesco: Omúnculus, el “revisto” poético. Chile y Perú Así también, se ha iniciado un rico intercambio entre poetas peruanos y chilenos. Pablo Paredes, un poeta chileno premiado y rockero, recuerda su viaje y visita a Lima: “Cuando fui la primera vez a Perú fue para participar en un encuentro binacional llamado de Sur a Sur, recital y debate entre poetas chilenos y peruanos, me sedujo la presencia de la palabra debate la que, finalmente, se instalaría más entre la delegación chilena más que con nuestros pares. Los nexos poéticos con la escritura reciente del Perú son gigantescos, claro las tragedias no son las mismas, pero son inmensas. Al estar en Argentina o en Venezuela uno entiende la geografía de esas escrituras, pero con los poetas peruanos la geografía se me desborda y entran en una zona común en donde los chilenos también bailamos”. Paredes recuerda con extrañeza un episodio que como poeta joven parece enternecedor. Su encuentro con el insigne Antonio Cisneros: “Hace un tiempo compartí mesa de lectura (y de la otra) con Cisneros a propósito de la última Feria del Libro de Santiago y lo primero que dijo era que antes los chilenos y las chilenas eran más feos, que sólo ahora le parecían bellos. Me imagino que su comentario daba cuenta de los efectos concretos de la superación de la desnutrición, aunque no pude evitar leerlo como una crítica literaria”. A fines del 2007 el encuentro internacional Chile Poesía, dirigido por José María Memet, trajo a Chile a reconocidos poetas peruanos para la realización de “Cruzar la frontera”, encuentro que reunió a voces del vecino país con reconocidos poetas chilenos. Uno de los invitados a ese encuentro fue Raúl Zurita, quien comenta: “La poesía peruana es de una enorme variedad y vitalidad, y los mejores poetas peruanos tienen siempre algo de pioneros, abren zonas nuevas, desconocidas, de la lengua y de la experiencia humana. Eso fue Vallejo, Eielson, eso es el gran Antonio Cisneros (qué buen premio Neruda sería), Enrique Verástegui, Roger Santibáñez, Carmen Ollé, Domingo de Ramos, Mauricio Medo, Miguel Ildefonso, y sigue”. Es curioso que hace tan sólo unos días atrás haya muerto la poeta Blanca Varela, insigne vate peruana, a la edad de 82 años. Ella recibió el Iberoamericano de Poesía y Ensayo Octavio Paz y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, pero era casi una desconocida en nuestro país. Sería un excelente homenaje aproximarnos a la demoledora tradición de la poesía peruana, que va a la vanguardia, con todo. Recuadro: Lom ediciones posee una antología de poesía peruana preparada especialmente para Chile, por una gran poeta como es Carmen Ollé, autora de un libro imprescindible para la poesía latinoamericana como es Noches de adrenalina.. Fuego abierto es el nombre de esta imprescindible antología. La poesía peruana está que arde. Cuidado con asomarse sin extintor.
Publicado en La nación Internet
miércoles, 8 de abril de 2009
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