martes, 28 de octubre de 2008

Flujo y Proclama (Continuación del artículo anterior)

Podríamos indicar que el gran "problema" que acarrea la puesta en marcha del proyecto novísimo bajo tales influencias es la excesiva marca teórica que impregna sus entradas e interpretaciones. Pero más allá de aquello, hay que admitir que la regularidad con esas entradas se manifiestan en las obras de los poetas son mejor resueltas que el literaturismo de los auotores cercanos al lihnismo.

De todas formas, hay que matizar: el problema no se suscita tanto en manifestar un interés teórico como en hacer de la teoría el centro de la actitivad creadora. Es cierto que en entregas recientes esta marca se ha ido perdiendo, pero en su macimiento y gestación se ha transformado en paradigma.

Es por eso que es necesario vencer el teoricismo en pos de palpar nuevamente la esencia poética del movimiento. Vencer el teoricismo significa, retornar a las fuentes originales del verso como mito y canto, pero sin restringirse a lo nuevo cuando lo nuevo muestre un refinamiento más que un rasgo de rabia original. A mi entender, este proceso de retorno de la poesìa a las matrices originales manifiesta el vínculo con la patria griega sin olvidar el quiebre en el que opera, sin olvidar que estamos atravesados por huinchas de histeria y control social mercantilizado.

Se nos acusa vanamente de desesperados y otros, los más ilusos, hacen rankings con los poetas que SÍ serían llamados a cumplir no sé qué misión. Lo cierto es que siendo realistas los poetas se encuentran absolutamente fuera de los sistemas de trabajo y mercado (a muy pocos le dan trabajo por el hecho de ser poeta), por lo que constreñir universos paralelos de fama oportunista me parece francamente ridículo. Pero no es sólo ridículo sino preocupante, pues termina asfixiando a aquellos que sí intentan levantar un proyecto poético que sea una lucha contra el sistema más que un refuerzo exterior de este, por medio de la instalación de un mercado alternativo.

Sostengo que la consigna el arte por el arte no sirve de nada ya. El arte es la lucha originaria. Mantenerla no es un acto de resistencia, es un acto de sabotaje. ¿Sabotaje contra el mercado? ¿Contra qué mercado? Pues contra el mercado supuestamente "alternativo", contra la caricatura de "artista" que ha levantado el arte moderno, y la imagen de "estrella" que suscita. El requerimiento fundamental del poeta es alto pues es su opción lo que va a determinar si quiere seguir reproduciendo un sistema de mártires y triunfadores y proclame la libertad llevada a cabo en el futuro de su comunidad. La poesìa es el arte de los humildes.

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